Sin darse cuenta, el hombre siempre ha alterado el equilibrio natural de las plantas a su favor. El resultado es la extinción total de especies o un declive tal que algunas plantas necesarias para nuestro medio ambiente están actualmente en peligro.
El País de Iroise cuenta con numerosos espacios en los que ya se han adoptado medidas de protección. Pero, ¿cuál es el valor de los signos, ganivelles o pistas forradas de monocables si el público no respeta las instrucciones que se le dan? Es probablemente comprensible que los niños jueguen al fútbol en dunas protegidas por una valla, que es inconsciente entre los jóvenes. Pero que esto ocurra ante los ojos de los padres sin su intervención se traduce en una grave irresponsabilidad por parte de los adultos, tanto en términos de ciudadanía como de educación. En esta materia, no hay comportamientos anodinos porque se repiten. El pisoteo de algunos oyats recién plantados, la recolección de una sola flor protegida nos parecen intrascendentes. Pero cuando estas acciones se repiten docenas de veces, contribuyen plenamente a la desaparición de especies.
Como cualquier otro patrimonio, nuestro patrimonio vegetal también merece nuestro respeto.